domingo, 23 de agosto de 2009

Octavo Enc. Nal de Caminantes - Iza - Boyaca- : Caminata No.2 Páramo de Siscunsí

El páramo de Siscunsí está enmarcado dentro de un complejo de páramos conocido como Tota–Bijagual-Mamapacha, el cual está casi por completo dentro del departamento de Boyacá y un escaso porcentaje esta en Casanare, justo en la vertiente más occidental de la cordillera Oriental. A este mismo grupo pertenecen los páramos de Ocetá, Ongotá, Franco, Suse, Las Alfombras y Siachoque entre otros. Una característica muy particular de este complejo es que circundan casi por completo el lago de Tota.

Complejo Tota-Bijagual-Mamapacha

Esta caminata estaba antecedida por la expectativa de poder divisar alguno de los famosos cóndores del Siscunsí pero nuestras pretensiones muy pronto se fueron al traste pues el día comenzó bastante cerrado y desde el primer paso que dimos hasta el último por la tarde, nuestra única y constante compañera fue la llovizna.

El ascenso a este páramo lo realizamos desde una pequeña vereda llamada Las Cintas localizada a 33 Km de Sogamoso sobre la vía que va hacia Cusiana (Casanare). Allí, junto a la escuela El Crucero, en medio de una fuerte neblina y con la descolorida silueta del lago de Tota como fondo, realizamos el calentamiento. Por supuesto no mencionaré mas la llovizna pues aparecería a lo largo de toda esta crónica y no quiero redundar sobre el tema. Cabe constar que nunca había llevado mi pequeña cámara de fotos hasta tal límite: prácticamente la operé mojada todo el tiempo y tuve todo tipo de inconvenientes con ella, desde baterías que se descargaban con solo tomar una docena de fotos , lentes con gruesas gotas, lentitud en la operación de escritura a la memoria, las persianas de protección del lente se abrían parcialmente y tocaba forzarlas con el dedo además de los miles de malabarismos para sostener la cámara en medio de aquella ventisca. Gracias a Dios resistió y ahí quedó el registro grafico.

Aunque al igual que en la experiencia del Paramo de Oceta, hubo que realizar un ascenso éste no fue tan intenso y prolongado lo que permitió que el grupo fuese más numeroso y facilitó las labores de reagrupamiento.

Alcanzados los 3000 mt SNM comenzamos a ver los infaltables frailejones, los pajonales, rosetones y algo que caracteriza este páramo: numerosas charcas y lagunas pequeñas. Dentro de ellas podían aun verse unos cuantos restos de las turberas que antaño tuvieron.

La turba no es otra cosa que un depósito de masa vegetal en descomposición que se va formando en el fondo de los humedales de tierras generalmente yermas y frías como glaciares y páramos. Este material se va transformando lentamente por efecto de musgos, la acidez del agua y la baja concentración de oxigeno. Este proceso de putrefacción es a diferencia del que se presenta en los bosques tropicales, extremadamente lento y por ello la mayoría de la turba existente se empezó a formar hace 15.000 años por lo cual se considera como un recurso no renovable (como el petróleo). Su uso más común, lamentablemente es como combustible y como era de esperarse, tiene un porcentaje significativo de contribución en el aumento de las concentraciones mundiales de dióxido de carbono.

Aunque el 92% de los depósitos de turba se encuentran en países del extremo norte o sur del planeta, aun es posible verlo (como en Siscunsí) en lagunas y humedales de los páramos de los Andes. Es bien difícil hallarlo y prácticamente ha desaparecido siendo usado mas como abono orgánico que como combustible dado que la turba requiere un tratamiento especial antes de poder emplearse en hornos y calderas. Además, habiendo tanto bosque para quemar, para qué tomarse el trabajo de tratar un pedazo exangüe de tierra lodosa.

No obstante, no todo es malo y Siscunsí es una prueba viviente de ello pues estas tierras han visto el renacer de dos especies de animales cuya extinción se daba como un hecho.

Una de ellas, la Rana Arlequín. Resulta que a mediados de los 90s se empezó a notar una sensible disminución en los niveles de población de ciertas especies de ranas, especialmente a todo lo largo de América, en la zona caribeña y en algunas partes de Australia. Lo que los biólogos descubrieron es que el responsable de tal fenómeno era un hongo (Chytridiomycosis) el cual comienza infectando la delicada epidermis de las ranas, produciéndoles ulceras y hemorragias a lo largo de todo su cuerpo. Una vez el hongo se establece en el animal comienza a producir zooesporas las cuales contagian a otras ranas.

Pero cómo pudo ocurrir este fenómeno? Puedo apostar que todos sabemos cuál es la causa raíz… por supuesto, el popular y tan vituperado calentamiento global!

Contrario a lo que muchos podemos pensar, el aumento de la temperatura promedio del planeta no significa necesariamente que tendremos un hermoso y glamoroso sol permanentemente sobre nuestras cabezas. En algunas partes del planeta puede significar incluso descensos drásticos en las temperaturas sobre todo en aéreas como los bosques tropicales en donde el ecosistema depende de un muy sensible balance entre las fuentes térmicas y la humedad. Este desequilibrio ocasiona que se presenten las condiciones apropiadas para que éste hongo prolifere y se esparza con más rapidez y cubrimiento que antes.

A pesar de nuestros “esfuerzos”, la vida tiene el precioso don de aferrarse y es así como un grupo de investigadores de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Boyacá reportaron el haber vuelto a ver miembros de la especie de la rana Arlequín, cuya última aparición había sido reportada precisamente en el Páramo de Siscunsí. Esto abre la esperanza que de alguna manera, ciertas especies hayan sobrevivido al hongo, lo que permitiría implementar planes para salvar, proteger y criar estos anfibios.

Colombian frog believed extinct found alive

Hablando de conservación, aprovecho para hablar de la otra especie que renace por estas tierras: El cóndor de los Andes. Desde la década de los 80s, varias organizaciones de conservación, agencias gubernamentales, universidades y zoológicos tanto de Latinoamérica como de Estados Unidos vienen en un esfuerzo continuo por preservar y reintroducir a su hábitat nativo a esta ave rapaz, la más grande entre su género en el mundo.

Esta labor ha rendido sus tributos pues desde que se liberó el primer cóndor en 1989 hasta la fecha, la antes extinta población de esta ave, ha ido en un lento pero seguro aumento. Particularmente desde el 2004 en el páramo de Siscunsí han sido liberados 11 cóndores los cuales según los reportes de los guías, es fácil observarlos incluso a poca distancia lo cual se explica, ya que éstas aves fueron criadas en cautiverio y por tanto la presencia humana no les resulta extraña.

Lastimosamente las condiciones meteorológicas de aquel día no fueron las adecuadas y lo más probable es que los cóndores estuvieran resguardados en sus guaridas. Y la verdad no los culpo pues volar entre esos cañones rocosos y a través de esa neblina espesa no debe ser lo más saludable.

ANDEAN CONDOR GO BACK TO THE WILD

Poco antes de concluir la caminata llegamos hasta la laguna de Siscunsí cuya hermosa y calma figura le roba el protagonismo al paisaje, llenando la visión con su superficie azul grisácea y las pocas ondas que desdibujan a ratos el reflejo de los cerros.

Curiosamente la caminata finalizó en el punto que tradicionalmente es la entrada al parque, en un sitio conocido (acertadamente) como “El tinto”.

Adjunto el resto de las fotos de la caminata y el track de la misma para cargar en el GPS. Hasta la proxima.





Páramo de Siscunsí at EveryTrail

Map created by EveryTrail: Travel Community

miércoles, 5 de agosto de 2009

Octavo Enc. Nal de Caminantes - Iza - Boyaca- : Caminata No.1 Paramo de Oceta

Esta caminata comenzó precedida de un aluvión de recomendaciones, advertencias y prevenciones, por parte de los guías y organizadores del grupo YASHUWA, todas ellas muy necesarias ya que en la jornada del día anterior, en la misma caminata se presentaron varios incidentes debido a la falta de aclimatación, poca preparación e imprudencias por parte de los caminantes quienes desestimaron la dificultad de este ascenso.
Y vale aclararlo:

* No es que se requiera tener el estado físico de un maratonista olímpico pero es aconsejable que el trayecto se asuma con la mentalidad de que su exigencia demandará algo mas que solo subir una simple colina y atravesar un par de riachuelos. Para alguien que camine regularmente y busque un reto físico interesante, esta puede ser su oportunidad. Pero los sedentarios… abstenerse!!!

* No es tampoco requisito haberse criado en el Himalaya, ni tener la experiencia de un sherpa Nepalés para poder subir a este páramo, pero si es aconsejable que esta caminata esté precedida (mínimo) de 1 día completo de aclimatación en alguna de las poblaciones de Boyacá. Y este no es un consejo que deba tomarse a la ligera, ya que lo que se está evitando va desde una “simple” hipotermia hasta los peligrosísimos edemas pulmonares y cerebrales.

* Igualmente, no se requiere ir envuelto en un abrigo de piel de foca y llevar todo un ajuar contra el frio, pero si es recomendable llevar una indumentaria máxima a 2 capas: una camisa manga larga preferiblemente en lycra y encima un buzo impermeable o un rompe vientos. El pantalón puede ser una sudadera en algún material sintético o si lo prefiere, un ciclista seria más que suficiente. Si se sube en invierno y dado que la lluvia en el Páramo suele ser de costado, es recomendable llevar una chaqueta impermeable y un buen poncho. Adicional un pasamontañas que preferiblemente cubra nariz y boca pues la ventisca puede quemarlos así sea durante lapso corto. Por supuesto recuerde proteger su morral también. En cuanto al calzado la recomendación es cualquier zapato que provea una protección media al agua y cuyo labrado suministre un buen agarre. Finalmente, mi recomendación personal es llevar bastón o cayado, siempre !!!

La salida se realizó desde la plaza central de un municipio muy hermoso, cercano a Sogamoso, llamado Mongui llamado así en honor a un cacique indígena. Bien vale la pena incluirlo en la agenda de sitios para “puebliar”. Como nota curiosa cabe mencionar que uno sus principales factores de desarrollo económico lo conforman las industrias baloneras, las cuales llevan más de 50 años de actividad y cuya calidad ha sido reconocida mundialmente.

Nada mas saliendo del pueblo, sobre unas empinadas escalinatas, un letrero sobre un pórtico renovó nuestras expectativas sobre el camino que recién comenzábamos: “La Otra Vida”.

Afortunadamente, aunque la subida es pareja y continua, el panorama y la vista recompensan cualquier penuria sufrida durante el ascenso. Como lo mencioné antes, una de las características del paisaje de esta parte de Boyacá son la presencia de múltiples bordes rocosos, los cuales sobresalen del terreno como si se tratara de los espinazos perdidos de bestias prehistoricas. Contemplando estas escarpadas, la primera idea que se me vino a la cabeza era la posibilidad de que hubiese al menos un volcán cerca. Luego de indagar con algunas personas de la región, alguien se atrevió a mencionar el poco conocido Volcán de Paipa. Resulta que este es un hallazgo relativamente nuevo (hace poco más de 50 años) pero cuya principal etapa de actividad geológica ocurrió probablemente durante el Pleistoceno (hace 2,58 millones de años).

Todo el mundo pensaría que identificar un volcán debería ser tan fácil como señalar con el dedo cualquier promontorio semipiramidal en cuyo pico hubiese cualquier hondonada, pero la realidad es que ciertos volcanes, pueden estar completamente ocultos en el terreno, requiriendo de toda una serie de estudios geológicos y petrográficos para confirmar su existencia. Más o menos eso sucede con esta región de Boyacá, existen múltiples evidencias de actividad volcánica pero los sospechosos principales de ella, yacen mimetizados en el paisaje.

Transcurrido el primer cuarto del ascenso en medio de una colina aparece el llamado “Cofre del Rey” el cual es una enorme roca cuya forma semicubica asemeja un viejo baúl que estuviese a medio enterrar. Consejo: llegado a este punto, no gastéis todo el aliento pues esto es solo un abrebocas de lo que viene.


Conforme se sigue subiendo comienzan a aparecer esos pequeños detalles propios de un Páramo y que tanto enamoran: frailejones, las lluvias repentinas, humedales, la neblina perenne y en especial ese aspecto desolado y áspero, carente casi por completo de arboles.

Llegados a los 3800 mts SNM, comienzan a aparecer varias formas cuyas fantasmales siluetas en medio de la neblina presagian la llegada a uno de los lugares más mágicos de este Páramo: La ciudad de piedra. Esta es una especie de calle flanqueada por sendas paredes de roca, de unos 30 mts de altura en cuyo interior yacen caídas varias lajas de piedra, las cuales forman nichos, cavidades y pasadizos que le confieren ese aspecto citadino peculiar, pero yermo al mismo tiempo. No creo que nadie haya poblado este lugar nunca, aunque lo más probable que haya sido sitio de peregrinaje para cualquiera de las tribus Chibchas que habitaron esta parte de Boyacá. Lo que sí es cierto es que, los musgos, líquenes y la niebla son los actuales señores de la casa.

Intentamos llegar hasta el mirador hacia el lago de Tota pero una fuerte ventisca y la neblina impidieron que pudiésemos lograr el objetivo. Con los dedos ateridos por el frio y la visión borrosa, pero con el ánimo exaltado, sacamos el altímetro del GPS: 3904 mts SNM. Desde allí emprendimos el regreso por un sendero completamente distinto, el cual nos tenía reservadas varias sorpresas.

Atravesamos varios valles sembrados de altos frailejones muchos de los cuales se perdían en el vaho nuboso y perceptibles solo como contornos difusos en el paisaje. Así mismo, en la distancia, divisamos lo que parecía ser un enorme crestón de roca cuyos bordes formaban el perfil de un rostro humano. Pronto, el camino enfiló directamente hacia esta fabulosa formación llevándonos directamente hacia una abertura en el “mentón” de esta cara. Descubrimos con sorpresa que lo que parecía una roca solitaria no era otra cosa que una larga pared de piedra de la cual no habíamos visto sino el inicio. Adentrados en ella, comenzamos a caminar sobre un borde, maravillados ante el prodigio de la naturaleza y preguntándonos qué clase de fuerzas serian capaces de moldear la montaña de esta forma. Mirando con detenimiento, descubrimos que la pared revelaba varias capas, a manera de estratos, claramente diferenciadas, las cuales sin duda serian la delicia de cualquier geólogo. Pero aquella pared no estaba sola pues colina abajo se encuentra otro de los puntos de interés: la laguna negra.

En fin que el paso por un Páramo es toda una experiencia que sobrecoge: el silencio, esa sensación de soledad imperecedera y los vientos gélidos que cortan como el cuchillo te hacen reflexionar acerca de lo precario de la condición humana. Experimentar el Páramo es una experiencia enriquecedora pero que bajo ningún motivo debe tomarse a la ligera. No en vano existen crónicas de principios del siglo XX en las cuales, varios exploradores dijeron ver todavía restos putrefactos pero casi completos de batallones españoles, con todos sus arreos, bestias de carga y armas, los cuales con seguridad perdieron el camino y de paso la vida en medio de una ventisca mortal.

Finalmente ahi quedan el album con mas fotos de esta caminata y por supuesto el recorrido para cargarlo al GPS. Buena suerte caminante !!




Mongui - Paramo de Oceta at EveryTrail

Map created by EveryTrail: Travel Community