viernes, 17 de julio de 2009

El Largo y Ancho Camino


“Cuán maravillosas son tus obras señor y cuán feliz me siento de poder haber llegado hasta aquí, no para comprenderlas, sino para verlas crecer, mover, fluir, agitarse o simplemente desvanecerse.”

Alguna vez los científicos al intentar explicar la locomoción del ser humano llegaron a la conclusión de que el acto de caminar es una caída controlada. Y debe serlo o sino fíjense en la forma como los niños intentan dar sus primeros pasos: esa lucha persistente con la gravedad y la falta de experiencia motriz los lleva a dar por tierra una y otra vez, hasta que finalmente lo logran y el sentido del equilibrio se impone. Algunos dirían que esta descripción es demasiado positivista. En mi humilde concepto, pienso que contiene tanto del determinismo de la física Newtoniana como de la dinámica misma de la reciente teoría del Caos.

No obstante, aunque me gusta la simpleza de la explicación científica, por mi parte, el caminar supone toda una metáfora a la vida misma.

En efecto, en el ejercicio del senderismo, me he hallado múltiples veces ante la paradoja del destino, la gracia del toque de Dios, la suave voz del pasado susurrando en mi oído, he visto la mirada de mis hijos en innumerables ojos de otros niños, he sentido incertidumbre frente a las bifurcaciones del camino, me he sentido retado por cada colina, he disfrutado de los momentos de gloria luego de llegar a un alto así como también he experimentado la frustración cuando me pierdo o no logro llegar a algún destino, he disfrutado con el paisaje, las flores, el agua, la lluvia, el frio, el fango, las rocas, los perros, las cercas y ríos que son los eternos acompañantes de todo caminante así como de la sonrisa, el abrazo y la diversidad que pertenecen a todos aquellos que dan los mismos pasos con uno por el mismo sendero.


Cada recodo de la vida esconde un nuevo y maravilloso paraje; en cada adiós de un amigo, de un familiar o de la pareja está siempre la duda persistente acerca de si los caminos volverán a converger otra vez; los ecos de los días transcurridos son como las huellas dejadas atrás y que resuenan en nuestro interior recordándonos de dónde venimos; aun en los momentos más desolados es imperioso levantarse, con ayuda del cayado o de la mano de algún buen amigo y venciendo el dolor, reasumir la marcha; no será posible lograr ningún objetivo, ni conseguir ninguna meta significativa sino cuentas con la ventisca, las piedras, el lodo, las inclemencias así como la visión de tus pies en esa cima; por mas solitario que vayas en esta senda, nunca estarás solo, pues el canto de los grillos siempre será tu acompañante; siempre habrán peligros y aun cuando la parca sostenga precariamente el hilo de tu vida en sus manos, no tienes otra opción: sigue caminando !


Este blog no tiene otra pretensión que servir de humilde testimonio de aquellas travesías a las cuales mi determinación (o terquedad) y mi obscena pasión por la diversidad de la naturaleza me han conducido y las cuales no hubiesen sido posibles sin este maravilloso vehículo que son mis pies.

Cada cual acude al camino llevando consigo sus propias motivaciones y creencias las cuales son desde cierto punto de vista, enteramente validas, algunas controvertibles y otras pocas completamente ominosas…pero qué se puede hacer ? es la naturaleza del ser humano. Por mi parte, siempre llevo en mi morral la convicción de que, de una manera u otra, en toda senda siempre he de encontrar una puerta que franquear… y detrás de ésta? Solo Dios sabe. No atravesarla, en mi caso, no es una opción.


No hay comentarios:

Publicar un comentario