jueves, 18 de marzo de 2010

Ascenso al Cerro Tusa

Es difícil no sentir cierta desazón entremezclada con reverencia y cierto grado de respeto cuando desde la lejanía, la silueta de cerro Tusa emerge sobreponiéndose al resto de los elementos del paisaje. Ni siquiera su eterno compañero, el cerro Bravo de Fredonia logra generar estos sentimientos que palpitan en nuestro interior, como si de un llamado ancestral se tratase y máxime cuando sabes que en pocas horas estarás enfrentado a sus laderas.

Y es que si podemos hablar de un elemento que se constituya en un icono dentro los grupos de Caminería en Antioquia, el cerro Tusa será siempre un referente constante. Asi cada cual contará su propia historia, alguna anécdota famosa y no faltará quien simplemente rascándose la coronilla echará algún mal chiste.

Bueno, y no es para menos pues este coloso revienta rodillas se erige unos 500 mts sobre el paisaje circundante en una inclinación que oscila entre los 75 y 80 grados desde su base. Estas dimensiones no son para nada despreciables y dado que se le suele llamar “Pirámide Natural”, baste calcular que en su altura cabria holgadamente tres veces la gran pirámide de Gizeh.

Y es precisamente en este ámbito en donde empiezan los mitos, las conjeturas y toda suerte de hipótesis que van desde estructura ceremonial indígena, pasando por plataformas de observación para dioses extraterrestres y por supuesto la mas obvia de todas, de que se trata de un trozo de un meteorito.

La caminata para conquistar este gigante, comenzó en la población que en sus fiestas patrimoniales rinde homenaje a su figura tutelar, realizando las “Fiestas del Cerro Tusa”. Desde el parque de Venecia y acompañados por el canto, casi ensordecedor, de las chicharras, iniciamos un recorrido con dirección Oeste hacias la veredas El Ventiadero y Villa Luz, sobre un terreno ondulado que bordea los cerros “Carmona” y “El Sillón”.

A medida que nos aproximábamos a la base del cerro, su figura se hacia cada vez mas prominente y gracias a lo despejado del día, pudimos empezar a divisar lo que seria el camino de ascenso. De esta manera, pausada y tranquilamente nos fuimos acercando, dejando atrás las estribaciones montañosas de El Sillón y luego de cruzar un guadual, llegamos a una pequeña pradera llena de potreros, la cual demarcaba claramente la base del Cerro.

Acalorados por los casi 30 grados Celsius que nos golpeaban pero con el animo exaltado, emprendimos el lento ascenso a Tusa. En este momento el horizonte desaparecía por completo y lo único que la vista podía vislumbrar era la pendiente cada vez más acuciante.

El primer tercio del ascenso al cerro esta dominado por varios potreros, los cuales están surcados por un camino en zig-zag el cual se deja recorrer relativamente bien. Una vez alcanzado el perímetro de los potreros y justo donde comienza el bosque nativo es que la cuestión se pone dura. Nada de senderos o de canalones, nada de remansos o recodos en donde descansar, olvídense de pasos cortos, cadentes y seguros, aquí hay una sola vía. Recobras el aliento cuando puedes, te sostienes precariamente sobre la punta del pie o sostenido de cualquier pequeña raíz, en verdad era un solo  sentido, para una sola meta: la cúspide del cerro. Aquí, cada tramo y cada escalón ganados deben ser tenidos como un triunfo, un pequeño regalo para nuestro ego, herido y jadeante, es todo lo que necesitas o de lo contrario el ascenso se hará todo un infierno.

Pasados los dos primeros tercios y en el intervalo final, la vegetación se va haciendo más pequeña: desaparecen los árboles y solo quedan arbustos, malezas y pequeñas frondas. Atrás de ti, los cerros que antes se veían igual de temerarios que el Tusa, son ahora un accidente geográfico más.

Cerca de la cúspide, la vegetación se hace tan pequeña que pronto te das cuenta que la tierra que tienes a tus lados va siendo cada vez más escasa y empinada, incluso puedes llegar a sentir algo de vértigo, pues la pendiente es claramente visible, y lo peor: estas parado en medio de ella. Es en ese momento, en donde prefieres tomarte un minuto de descanso, relajarte y sorber un trago largo de agua. Los graznidos de los mirlos amenizan el momento y sientes el poder de su vuelo al oir el zumbido de sus alas cortando el viento de la cumbre, cual si se tratase de jets que hicieran alguna clase de desfile aéreo para saludarte.

Alguien en mi familia me preguntó ese mismo día por la noche: Qué se siente cuando llegas a la cumbre?  Seguramente alguien con una vena filosófica o poética mas aguda que la mía, diría una importante frase, emotiva y llena de transcendencia. Por mi parte solo puedo decir: Qué cansancio tan tenaz!! (Realmente tengo una frase más folklórica pero la reservo para mis allegados).

Pero una vez superado el agotamiento, pude concentrarme en disfrutar el lugar y divisar con detalle, el entorno que rodea esta roca.

Roca ? Efectivamente. Mas allá de la tierra y toda la vegetación que la cubre, el corazón mismo del cerro es una inmensa roca ígnea. Y no esta sola: Cerro Bravo, El Sillón y otros de la región, son enormes piedras que debido a procesos de erosión y por movimientos mismos de la corteza terrestre, afloran o quedan expuestas. Recordemos que precisamente allí, en donde el cerro Tusa esta ubicado, puede verse el cañón del río Cauca que separa las cordilleras central y occidental, las cuales son pruebas silentes de los violentos procesos geológicos de esta región.

“Pero si es ígnea, no es un volcán?” No. Esta roca se formó de magma fundido pero dentro de la corteza terrestre. Allí mismo se enfrió y terminó por solidificarse durante el Plioceno, es decir, y para ponerlo en términos mas coloquiales: entre el momento en el cual ésta piedra se formó y el día en que mis compañeros y yo nos posamos sobre ella, el sol ha revoloteado sobre el horizonte unas 3700 millones de veces. Aproximadamente.


El cerro esta rematado en su lado norte por una estrecha meseta del tamaño de una cancha de Voleyball y por una franja mucho mas estrecha y quebrada en la sección sur. Sus bordes son difusos a consecuencia de los matorrales y arbustos, de forma que se debe estar atento de dónde se pisa, porque puede resultar ser no muy firme. No hay árboles, ni ninguna otra estructura en la cual guarecerse, de manera que el sol del mediodía nos impactó de lleno. Estas condiciones y el aire seco nos obligaron a mantenernos hidratados continuamente.

Como mencioné antes, desde el cerro puede divisarse claramente como el río Cauca emerge desde el sur y se une con el San Juan por los lados de Bolombolo. Desde allí, empieza a discurrir hacia el norte y se interna en un cañón estrecho que finalmente lo llevará hasta la zona de Santa Fe de Antioquia y mas allá. Así mismo, desde el cerro puede verse como se forma una especie de llanura ondulada que asciende desde las riberas del Cauca hasta la cordillera central pasando por Venecia hasta llegar a Fredonia. Es una vista única, que para describirla adecuadamente, las palabras nunca serian suficientes.

El descenso? Vertiginoso. Mi recomendación: es mejor hacerlo lento y despacio, asegurando en todo momento la estabilidad y la seguridad de tu posición. Pisando firme y con seguridad. Descender tramos cortos, usar mucho el bastón (si tuvo la osadía de subirlo). Trate de que sean sus muslos, pantorrillas y pies quienes hagan la fuerza: sus rodillas se lo agradecerán. Si el tiempo esta muy seco, entonces saque un pañuelo y cúbrase la cara o de lo contrario prepárese para conocer el sabor de la polvareda.

Una vez de regreso a la seguridad de las tierras bajas y si aun conserva alientos, puede realizarse una caminata muy suave que circunvala el cerro y de esta manera puede llegar hasta la carretera Venecia-Bolombolo. Desde allí y en sentido oeste, a unos 10 minutos puede llegarse hasta la piedra del sacrificio y desde ella, divisarse la “Cara de la Diosa”. Este lugar guarda por supuesto,  reminiscencias arqueológicas del pasado indígena de la región. Y digo guarda porque en el mismo lugar se erige un santuario a la virgen del Carmen. No creo que los indios Zenufanes les gustase mucho esta nueva decoración, lastimosamente la conquista española y la colonización acabó con este gran imperio que se extendía desde los márgenes caribeños en lo que hoy es Tolú, hasta estas tierras en las cuales residían los grandes caciques y sus tesoros. Pero esta será historia de otro viaje.

Como es costumbre, adjunto las fotos y la ruta. Mucho animo caminantes!




Ascenso Cerro Tusa


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